Estar
Nuevamente hay visitas. Mi casa,
como siempre, está desordenada, y es un alboroto, pero todos han disfrutado la
velada. Mientras van saliendo, mi tía dice: ¡la Josi parece que no puede estar
sin gente!
Y me quedé pensando. La verdad,
me gusta mucho estar sola. Generalmente me permite, las pocas veces que pasa,
sentarme a pintar algo sin apuro, leer ese libro pendiente, meditar un rato, o
simplemente… estar sola. Sin embargo, es poco frecuente que eso ocurra. Hay que
decir que con 3 niños se dificulta un poco la misión de la soledad. Pero también
me pasa que prefiero estar. Que las personas que quiero sepan que pueden venir
cuando quieran. Dejarse caer, para simplemente estar juntos. Cuando se fue
Aurora, una linda amiga que luchó intensamente contra el cáncer, la dejé partir
en mi corazón, con pena, pero en paz, porque sentí que los momentos juntas
fueron los que tenían que ser. Nada nos faltó. Nos dijimos tanto, y lo que no se
dijo en voz alta, igual se sabía.
Tal vez es la ocupación. Los
fisiatras estamos rodeados siempre de lo mucho que no se dijo, de lo que no se
hizo, de ese “tal vez si hubiéramos hecho eso distinto”, o “tal vez debimos
pasar más tiempo juntos”; “tal vez debimos jugar más”. No quiero nunca sentir
eso. Si hay que jugar, jugaré ahora. Si hay que pintar, lo haré ahora. Si hay
que abrazar, ahora es el momento. No mañana, no después, no cuando “tenga tiempo”,
porque en verdad nunca hay. Lo urgente se come a lo importante constantemente.
Quiero que sea urgente abrazar a mis hijos. Urgente tomarme un café con esa
amiga que tanto quiero. Que sea urgente celebrar un pequeño triunfo. Que mis
niños conozcan a los hijos de mis amigas, urgentemente. Crear lazos, urgente. Crear
lazos, como dijo el zorro. Algo olvidado. No para mí.
Y cuando la muerte me llame estaré sola. Ahí
dormiré todo lo que me faltó en vida. Tal vez pintaré, quien sabe lo que hay
allá. Tal vez solo estaré, y los recuerdos de haber estado, de haber vivido, de
haber creado esos lazos, me mantendrá viva en algún lugar, en algún corazón, en
alguna anécdota que sea contada con afecto. Tal vez. Tal vez en algún lugar. O
tal vez no. Pero a mi no me importará
ya. Estaré tranquila con mi vida, o al
menos ese es mi deseo. Y que mis niños digan que su mamá era una mujer muy seria,
y sonrían al acordarse de nuestros momentos. Sonreir
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